La esencia de cualquier negocio es conseguir beneficios y para ello es imprescindible tener articulados todos y cada uno de los métodos de pago para poder trabajar con normalidad. En esta guía te queremos dar algunos consejos que debes seguir para saber cómo puedes recibir pagos con tarjeta de crédito en tu comercio sin problema alguno.
Ya tenemos clara nuestra idea de negocio y cómo la vamos a poner en marcha, pero una de las claves estará en conseguir que todo funcione como un reloj, desde que el cliente entra en nuestro local o área de servicio hasta que sale por la puerta satisfecho, pasando, cómo es lógico, por el pago de lo consumido. Y no es que en la actualidad las cosas sean fáciles, siempre hay que estar a la última y bastante tenemos con estar pendiente de conseguir la ansiada venta cómo para estar preocupados por cuestiones técnicas que cada vez evolucionan con más rapidez. ¿Quién nos iba a decir que podrimos aceptar pagos electrónicos por teléfono o reloj inteligente?
Quién más y quién menos tiene claro que ocurre con estos pagos: el dinero pasa de una cuenta a otra por medio de un proceso electrónico. Ahí, quizás, es dónde podemos empezar a perder el control de nuestra seguridad en el negocio, sobre todo para aquellos que añoran lo analógico y lo que suponía introducir de forma continua dólares en la caja registradora.
Tenemos que cambiar el chip y dejar a un lado la caja registradora para ir a la caza y captura de un procesador de pagos, un artilugio que nos permita conectar a nuestros clientes con su banco para que a su vez nos paguen, no hay más. O sí, porque el proceso se verá afectado por la disponibilidad de crédito en la cuenta del cliente para afrontar el pago.
Como todo en esta vida, y sobre todo cuando hablamos con bancos, no es un proceso gratuito puesto que el banco puede cargar una pequeña comisión, en este caso al vendedor, que es quien está más interesado en que el cobro se lleve a efecto. No tendría demasiado sentido cargar al comprado con una comisión, puesto que le podría ahuyentar del proceso de compra.
Con todo, las tarifas que pague el vendedor dependerán también de su capacidad de negociación con le empresa intermediaria de los pagos: Square, sin ir más lejos, agrupa todos costes dentro de sus tarifas.
Así, el vendedor se puede enfrentar a las siguientes tarifas:
Coste del procesador de pagos. Se paga una tarifa fija por cada cobro con tarjeta.
Comisiones de intercambio. Repercuten sobre el cliente cuando paga, pueden variar según el país emisor de la tarjeta.
Tarifas de evaluación: Empresas como Visa o Mastercard pone a disposición de sus clientes una grandísima infraestructura para agilizar los pagos, por lo que es lógico que cobren su parte del pastel por las transacciones.
Tarifas de cumplimientos del PCI. Cargos que se pagan por cumplir con los estándares de seguridad global de seguridad de tarjetas PCI DSS.
Para tener claro a que dispositivo nos referimos lo único que debemos hacer es ubicarnos en uno de estos dos escenarios. Si entremos en un comercio físico, de cualquier tipo, ya sea una cafetería o un restaurant, nos enfrentaremos a un aparato físico, por ejemplo, un datáfono. Si nos trasladamos al mundo virtual, a la web, entonces hablaremos de pasarela de pago. El principio es el mismo: un intermediario que asegura y lleva a efecto el cambio de dinero de manos entre dos puntos en una transacción económica.
Como es lógico, también se deberá tener en consideración, si somos vendedores, cuál es nuestro banco y cuáles son sus políticas en el cobro electrónico.
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